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Mostrando entradas de enero, 2012

La fobia a los impuestos

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La crisis económica se conjuga con un dominio social evidente de lo que podemos denominar una mentalidad neoliberal.  El enorme poder del discurso que promueve esta visión de las cosas, ejercido a través de los medios de comunicación, de los centros de poder universitario, de los círculos de difusión ideológica, ha logrado convencer a un importante sector de nuestra sociedad de que los postulados neoliberales son la mejor y la única solución posible a los problemas económicos. Se publican los resultados de una encuesta en la que se pone en evidencia que una mayoría de los españoles prefiere los recortes, incluidos los que afectan a la base del estado de Bienestar (educación, sanidad,...) a que se suban los impuestos. Es este uno de los pilares teóricos básicos del neoliberalismo. Su esencia beneficia a los que más tienen, a los ricos, a los propietarios del capital, que ven como cada vez pagan menos por su riqueza a pesar de que son los que, desde una lógica solidaria y equitativa, d

También una crisis política

La economía, en realidad la crisis económica, está centrando por razones obvias el interés ciudadano. Se difunde desde la mayoría de los medios la idea de que a nuestra situación económica le corresponden las soluciones que, desde el poder nacional y europeo, se están proponiendo y que no hay alternativa. Parece que la economía fuese una ciencia exacta en la que 2-2 siempre da 0; se olvida con mucha facilidad que la economía es una ciencia social y, por tanto, política.  Así pues la crisis no solamente es económica, tiene también un origen claramente político. Porque está motivada por una serie de decisiones tanto del capital financiero como de las autoridades políticas europeas, que han optado por una solución centrada exclusivamente en el control del déficit. Esta opción favorece claramente a los mismos capitales financieros que la han provocado y perjudica a la mayoría de la población, incluidos muchos empresarios. Volvemos de nuevo a la magia de las cifras; por qué no el 5 % en vez