El desconcierto noruego, nuestro desconcierto

Fuente: http.vivimoslanoticia.cl


Cuando aparecieron en los medios informativos las primeras noticias sobre el atentado con bomba en Oslo se señaló casi inmediatamente a Al-Qaeda como la autora del mismo. Más tarde, la segunda acción terrorista rompió aquella interpretación: el autor no parecía árabe, sus rasgos eran nórdicos. Cundió el desconcierto. Ahora sabemos que el autor es un noruego muy conservador, fundamentalista, xenófobo y
que odia todo lo que huela a izquierdismo. Los extremos se tocan. Ambas posturas, la de Al-Qaeda
y la que representa este terrorista, son fábricas de hostilidad y fanatismo.
Esa posibilidad de generación de odio e intransigencia no es totalmente ajena a ninguna sociedad, ni a ninguna ideología, ni a ninguna religión. El final de esos procesos de producción intelectual de odio y fanatismo es siempre la violencia: la destrucción del que piense distinto.
Democracia, tolerancia y diálogo son las armas para combatir esas actitudes. Pero no hay garantías de que siempre funcionen: Noruega acaba de demostrarlo. Aunque si caemos en la tentación de suprimirlas o limitarlas nos acercaremos peligrosamente a las actitudes que pretendemos combatir. Ese es el gran dilema de las sociedades democráticas contemporáneas.

Carta al Director publicada en EL PAÍS el 26/07/2011

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